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lunes, 25 de abril de 2016

SENDERO DE LUZ

 

Foto Tiguaz
Fue un sendero de luz que compartimos
como un astro arrastrado de tu nada
tan  escaso, minúsculo que hicimos
del principio el final de la jornada.

Tal dislate de historias inconclusas
que rechinan los dientes de las horas
enlazando  pedazos de medusas
con historias de amor aterradoras.

Vive libre dijiste al mismo viento,
y la nada sonreía descarada,
no es cuestión, si te cuento lo que siento,

ni tampoco una rima alborotada.
Arándanos bordean el camino
 covertídos quizás en tú asesino.



lunes, 18 de abril de 2016

TRANSCURRIR


Foto Tiguaz

Transcurrir de este tiempo discordante
por esos verdes campos de la vida
las flores amarillas, esa huida
con el absurdo amor frío y distante;

me siento en el infierno  de aquel de Dante
herido por  la bala ya perdida
de un beso delirante de por vida
que marca aquel vagar del caminante.

Almacén de dispares contratiempos
hasta henchidos de sueños siderales,
las vivencias absurdas, terrenales,

compañeras acaso de otros tiempos.
Hoy te sueño y arropo en esta ausencia,
regálame tú dulce complacencia.

sábado, 9 de abril de 2016

CONVERSACIONES CON MI MUSA





Foto Tiguaz

Esta mañana me levanté temprano, era el pacto con el despertador que tanto odio, su cansino sonar  me desespera aunque lo considero casi imprescindible si es que quiero llegar puntual a algún sitio, lo de madrugar, no es lo mío, ya sabes, la noche me engancha de tal manera al teclado, que a veces amanezco varado en mi asiento.

Al igual que yo el Sol se desperezaba tan lentamente que daban ganas de dejarse caer nuevamente encima de las sábanas; no podía ser, una ducha no muy fría obraría el milagro, ineludiblemente, el señor analista reclamaba mi presencia en su consulta.
Mi sangre, no es del todo normal, aunque diré en mi descargo que no es azul, es de un rojo tan intenso que da hasta miedo, y tan espesa, que imagino a las plaquetas haciendo verdaderos esfuerzos estirándose en las venas para de esta forma pueda circular de una manera más adecuada. Por otro lado son tan finas, que los esfuerzos por localizarlas por parte del ATS de turno son notables; a alguno prometo que vi sudar y después de algún que otro intento reclamar la presencia de un colega para localizarlas.
Los dos sabemos querida Musa, de quien es la culpa.
¿Acaso no lo recuerdas?
Hace algún tiempo, éramos mucho más jóvenes, hicimos un trato, mi sangre sería tu tinta a y cambio me regalarías versos. A fe que lo estamos cumpliendo ambos, pero hoy cuando llegué a la sala de espera, no comprendo la razón, o no quiero asumirla, se me hizo un nudo en la garganta.
A la sazón, la ocuparíamos unas cincuenta personas más menos.
Un celador, nos llamaba por riguroso orden de citación, sabía que tendría que esperar un rato.
Como siempre, eché un ojo a los parroquianos que en ese momento, eran mis desconocidos compañeros.
Algunos charlaban animadamente, otros leían el periódico, hasta había una señora haciendo punto de cruz, una gran mayoría desparramaban su vista por las blancas paredes intentando en su soledad, leer los trazos de la brocha, aunque de lejos, dada su edad, no creo que ni tal cosa vieran.
En un momento indeterminado, me vi reflejado en cada uno de ellos, en cada persona mayor que se encontraba en la sala con el mapa de la vida marcado en sus caras. Me pregunte.
¿Me verán así también?
Y yo esta noche víspera de una huelga feroz me pregunto.
Querida Musa;
¿De quién tomarás la tinta para escribir poemas cuando yo falte, o acaso mi fin estará ligado a tu fin?
No espero tu respuesta, espera tú mis versos.


Hasta pronto querida amiga.

viernes, 1 de abril de 2016

A QUIEN CORRESPONDA


Foto Tiguaz

La situación se presentaba complicada y el tiempo no era un factor que jugara a favor de ninguno de los dos implicados en el caso, era un pulso, tira y afloja tratando de saber cuál era más fuerte, que criterio debería prevalecer en situación tan  compleja.
La razón aconsejaba una cosa y el corazón todo lo contrario; había transcurrido demasiado tiempo entre caricias y besos, abrazos tiernos, profundos además de otras cosas que seguramente el lector bien supone. ¿Qué tendría que suceder en adelante?
El calor de aquella mañana de septiembre de 2015 no acompañaba en absoluto, es más, hacia que el abotargamiento de los sentidos se hiciera si cabe demasiado patente. ¿Sería bueno un paseo por la orilla del mar con los pies en el agua?
La playa estaba a cinco minutos de casa, el coche en el garaje y el bañador en el segundo cajón de la mesilla de noche, para sus adentros pensó en la toalla azul  que con los otros tenía bien ubicados, era cuestión de minutos.
El ascensor respondió como no podría haber sido de otra forma a su requerimiento, en un abrir y cerrar de ojos, la llave calada en la cerradura de la puerta daba absceso a la plaza de garaje donde su coche, cómplice de alguna que otra travesura lo aguardaba pacientemente.
El mando a distancia realizó como otras veces la función de llave y en un abrir y cerrar de ojos, la calle los esperaba con “el asfalto abierto”. No deba la impresión de que el verano terminara, el tráfico intenso de camino hacia la playa, por ende, se podía pensar que los bañistas serían  acordes a las anteriormente dichas circunstancias.
No pude resistir el conectar el aire acondicionado, el calor, 28 grados, era asfixiante, probablemente el que las ventanillas estuvieran cerradas sería una de las causas, de todas maneras  no se si ciertamente estaba agobiado por esas circunstancia o quizás fueran de otra índole que seguramente estaréis suponiendo.
Como suponía la playa estaba atestada  a pesar de su longitud solo suponer la cercanía de algún cuerpo en este momento rompía mis esquemas, es por todo ello, que decidí continuar por la carretera de la costa hacia una pequeña cala situada bajo las murallas del parador del Conde de Gondomar, en la cercana Baiona, total los kilómetros que nos separaban eran escasamente unos veinte, un sitio ideal para comer desde que se pueden contemplar las isla Cíes, sería el restaurante “O Moscón” , al lado del puerto deportivo, la playa seguro que tendría poca gente
La música de mi cantautor preferido,  Joaquín Sabina, en el recopilatorio titulado “ Esta Boca es Mía “ de algún modo tapaba las grietas que mi cabeza detectaba, puedo asegurar que eran bastantes y demasiado profundas, de todas las maneras tenía que asumirlas salvo que la tirantez del pulso cediera hacia el otro lado. Baiona a la vista, el Parador también, la playa a tiro de piedra, cumplía ahora aparcar el coche dentro de la misma fortaleza, tomar un simple café y bajar a la playa.
Desde las almenas la vista era impresionante.  Las Cíes, las Sícas de los romanos, daban abrigo a la Ría de Vigo, después, solo Atlántico; recordar  al lector que el Puerto Real, así se conoce al que nos ocupa, fue el de arribada de Colon con su carabela  la Pinta al  regresó del nuevo mundo, de hecho, una réplica de esta se encuentra amarrada al espigón del puerto.
El agua fría y clara, la fina arena, recibían mi visita, el pasear con los pies sumergidos en el líquido elemento seguramente contribuiría a descargar alguna tensión que otra.
De improviso y sin razón alguna, una sombra fotográfica, nublo mi mente, era tu retrato; sobresaltado desperté, quise acariciar aquel soñado cuerpo y solamente me encontré la almohada. Solamente fue un sueño, un hasta no se cuando y es que cabía un regreso, luego nada.

Soy el tonto de la planta de los pies
el que alivia frotando tus dolores
alguien necio y muy torpe, ya lo ves,
el marciano que a veces te trae flores.
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