reposando mi cuerpo en su costado
casi escucho sus cuentos de leyenda.
A lo lejos sonar de acantilados,
bronco viento, rugidos de otras sendas,
son de aires, silbidos desdeñados
cual sonares de gritos de conciencia.
Abstraído con esa melodía,
tan absurda y al tiempo deseada
me recreo en las gotas de agua fría
que salpican los rasgos de mi cara.
Olores de cien mares tan cercanos,
rompientes tan traidoras entre espumas
que engañan a marinos avezados
crujir de palos, desarboladuras,
gritos altos que anuncian un naufragio.;
me incorporo, atisbo el arrecife
vano intento, la lluvia me ha cegado
solo escucho, distante cercanía,
el sonar sordo, ciego, de mis pasos;
de regreso buscando tú cobijo
a dos palmos me quedo así parado
por que un rayo bajado de las nubes,
como muerto, disperso ,calcinado
quebró el cobijo antes de la lluvia
dejando a mi destino abandonado;
desnudas, destapadas mis heridas.
Que pronto me dejaste, vida mía,
horrible es el vivir sin tus abrazos