Foto Tiguaz
Con una fe en sí mismo extraordinaria
y el alma toda puesta en el intento
trataba de embestir aquel jumento,
don Juan, hombre de edad precavernaria;
en tal grado forzó la maquinaria
sexual durante el vil ayuntamiento,
que al ir a eyacular perdió el aliento
en toda su extensión totalitaria.
Cayó después cual fardo sobre el pecho
desnudo y generoso de esa hoguera
su alma en combustión cruzó el estrecho
sendero hacia la gloria en pleno orgasmo;
la chica, tras guindarle la cartera,
se fue sin presenciar su último espasmo.