Foto Tiguaz
La lágrima es el mar en las mejillas
con aquellos sabores
a humedales
tal que fueran las
olas en orillas
conjugando mil
juegos siderales.
Un sabor entre dulce
y distraído
sin saber ni muy
bien calificarlo,
ese toque distinto y
a sarcasmo
pues no entiendes si ríe
o está sentido.
Lo enrojece el
contacto con las manos
hasta el aire la
abriga pudorosa,
es de tenue cual pura y leve rosa
que pueda renacer en
los veranos.
Después fallecerá
tan de repente,
recuerdo solo eso, inexistente.