que a veces se trasforma en un torrente
como el beso dulce
de la fuente
y siento que tu amor
es solo mío.
Me abrigas por la
noche de aquel frio
que a destiempo me ataca inconsecuente
y siento de tu ser
tan consistente
balbuceos de amores
sin sentido.
La sabana te oculta
de mi vista,
mis manos
recorriendo van tu espalda
y no hay nada mi amor, que se resista
a tu ropa interior
de rojo y gualda;
solo quiero de ti
alguna pista
para poder quitarte la guirnalda.
Y cuando decides ser agua de su río es imparable la delicadeza y pasión con que transitas su cuerpo. Un poema hermoso.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Muchas gracias, Raquel, tiempo sin recibir tu apreciada visita visita;recibe mi cariño y un fuerte abrazo
ResponderEliminarUn soneto entre romántico y sensual, con sello de buen poeta.
ResponderEliminarmariarosa
Como siempre mi fiel lectora muy agradecido por la visita y el bello comentsrio. Un abrazo grande
EliminarBellísima lírica que rezuma pasión y romance! Mi eufórico aplauso Tiguaz! Un saludo desde este Santiago lluvioso y destemplado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Zeltia, lectores como tú inducen a seguir escribiendo. Vigo está lluvioso, un abrazo
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