mezclados con mil lamentos
que azotan el alma mía
como puñales de invierno,
tal que la sal que se enquista
en la caña de mis huesos
en mi cuerpo que agoniza.
Me estremezco, me rebelo,
a tal punto, de tal guisa,
que el viento Norte se calma,
el viento Sur se suaviza:
el rugir del broco mar
se transforma en ocarina
que entona un tan dulce son
de notas tenues, divinas.
Hermoso, el poema y la imagen qué puedo decirte, esta ornándolo bellamente. Cada día te esmeras y se ven los resultados. Un gusto leerte, re-leerte y pasear por tus paisajes!
ResponderEliminarUn afectuoso saludo,
Sandra
Amigo Tiguaz , permite que te llame de esta manera, escribes divinamente, expresas pequeñas cosas, pero muy profundas, me he sentido identificada, parada de cara al viento haciendo frente a la vida, sintiendo tal como dices e imaginando el sonido de la ocarina(tengo un hijo que la toca) y el sonido es bellisimo, muchas gracias por tu poesía , sigue así, cariños y chauuu.
ResponderEliminarSandriña....
ResponderEliminarn placer verte por este rincón de sueños, un placer, intentaré seguir sorprediéndote con mis fotos y mis letras. Muchas gracias.
Jully...
ResponderEliminarMuchas gracias por leerme. En efecto, el sonido de la ocarina, es algo verdaderamente delicioso.
Muchas gracias por leerme y por tan bonito comentario, gracias.
Hola amigo Tiguaz, te animo a que sigas rebelándote contra el poder de los "elementos" que te acosan a ti y a muchos de nosotros. Muy bonita tu descripción poética de esa lucha que compartimos.
ResponderEliminarAbrazos y hasta siempre
Rosa...
ResponderEliminarUn placer verte por esta tu casa, seguirems en la lucha.
Muchas gracias.