Hoy entregaré mi alma a ese Parnaso
por si alguien me regala un dulce verso,
que vigila constante el universo.
Siento su andar despacio, paso a paso,
si pudiera
sentirme tan perverso
de las rimas,
estrofas, tan escaso,
que la
Musa presienta soy avieso.
Me recibes con besos literarios,
como siempre, con gran algarabía,
bien lo sabes, querida amiga mía,
se me hacen cada vez más necesarios;
por que nazca la dulce poesía,
doy comienzo a una nueva travesía.