Encerrado en le cuarto de las rimas
al amparo de una luz tintineante
por si quiere algún verso regalarme
me reúno con las Musas vespertinas
Tenuemente entra el Sol por la ventana
con torpeza inusual al despertarme,
alzo en ristre mi pluma a la despensa,
la palabra que no quiere visitarme.
¿Donde moras mi dulce melodía?
¿Por qué duermes el sueño exasperante?
Despierta que es hora, ya la Luna
dejó hace un buen rato de mirarme.
La Musa me responde con silencio;
el verso ya no quiere acariciarme .
Foto Tiguaz