Si la vida se acurruca entre la muerte,
si la muerte te acurruca ante la vida,
no te inquietes, no intentes ni una huida
en el fondo, seria indiferente.
Si la luna en la noche te acaricia
te besa en un instante apasionada
gozo absurdo, la vida se te acaba
es su abrazo de adiós de tanta dicha.
No entretengas con juegos malabares
estos tiempos de luces de colores;
no hay escape, te tiene aprisionado
cual jarrón que guarda algunas flores.
Despedidas, las justas, las cabales,
la mortaja, adecuada, no la llores,
es eterna, precisa buena tela
sin arrugas, holgada, cinturones.
Este adiós no es siquiera despedida
es quizás un guiño a mis temores
de descuidos, absurdas fantasías,
de recuerdos, extrañas sensaciones.